. ..::: Historias muy reales :::.. .

miércoles, octubre 12, 2022

..::| La chispa que podía incendiar el mundo |::.

 Andando sin buscarse, de repente se chocaron frente a frente y se fundieron en esos abrazos enormes que Hollywood ni siquiera se anima a intentar.

La madurez afectiva y personal, generada a fuerza de años duros de vida, contrastaba profundamente con la adolescencia generalizada con la que se topó sin preaviso.

Si bien era evidente, la adolescencia tenía mucho por aprender de la sabiduría de la madurez. Pero, como todo aprendizaje, es un proceso que lleva su tiempo y que, tal su esencia, la adolescencia no intuía como acelerar, y apenas en un pestaneo cayó en la cuenta que la sabiduría ya había pasado por ahí.

La madurez no necesita esos tiempos, simplemente porque ya ha consumido esos plazos y recorrido esos caminos de conocimiento y experiencia. La adolescencia se enfrenta al abismo de lo desconocido paralizada, y en ese mismo instante la madurez pasa de largo sabiendo que no tiene nada que hacer ahí.

La adolescencia adora y venera la sabiduría, pero no la asimila con la velocidad necesaria para volverse pragmática y evolucionar, y sin saber o poder asimilarla, sencillamente, no la merece.

La adolescencia generalizada con la madurez afectiva y personal serían la chispa que podría incendiar el mundo entero para verlo nacer de nuevo.



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