Ruinas de mi
«Arrumbado en un rincón, ese que por mérito propio me gané. Pisoteado insistentemente por mis propios pies, que empecinados se quedan en el lugar, sin empezar a caminar, ni sabiendo donde ir. Mustio y maloliente, cascarrabias y ya sin sentir dolor, ahí esta mi corazón, latiendo sólo para ellas dos. Las dos que me sostienen y alejan las sombras, que me saben robar ilusiones aún en las peores tempestades. Con la esperanza remota de empezar a tirar paredes para no tener límites y finalmente saber a que huele la vida y la felicidad.»
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